Se vende alma sin dueño, un corazón desesperado, se vende un amor eterno y una infidelidad que no han consumado.
Se venden amigos del otro bando, emociones que traicionan, se venden lealtad de contrabando y la soga de judas.
Se vende una familia unida, una Navidad sin penas. Se vende un año de esperanza y 365 días de maldiciones y quejas.
Se vende cualquier cosa, mientras existan compradores. En un mercado que crea las necesidades ante la mirada envidiosa de los observadores.