Mientras dormías, te soñaba y él no existía;
así que decidí despertar y ser un soñador errante
y la realidad que es mi fantasía se apoderó de mi.
Tú que aún dormías, consciente de lo que sabiamos
no dejaste que la brisa llevara mi mensaje.
Sin principio ni final, así terminaría esta historia
pero ayer mientras no tenía para escribir conseguí un bolero, le saludé y abrió la puerta para entrar a tu razón. Toqué a Bubblé y las cosas se hicieron mejores: un encuentro, dos, tres besos y cuatro sonrisas, suficiente.
Ya el barco tiene otro rumbo, ayer no existe, hoy huele a futuro. A él le robé su realidad y le presté mi sueño que no necesito. Ahora somos nosotros, velo tu sueño, velas mi sueño y el ladrón abandonó su trabajo.
