Llegué al lugar inesperado a la hora exacta, no pude disimular y mi atrevimiento fue preguntar tu nombre. Tan hermosa mirada y fascinante sonrisa se quedaron plasmados en mi mente.
Yo era el intruso en un grupo de amigos, donde tuve la suerte de encontrarte y acercarme a ti. Esperando aprovechar mi momento, cual ladrón de sentimientos hace sus diligencias con la intención de llevarse el botín.
Llegó el día cerca del mar, un junte entre amigos. Cuando sonó el ritmo tu inocencia me invitó a bailar, marcamos los pasos y nuestras pieles iniciaron su reconocimiento. Sin embargo, fue la conversación de días después, que trajo consigo el primer beso.
A partir de ahí: el parque y el mar, nuestros mejores aliados. Gracias a la vida por ti, gracias a la vida por nosotros.